Javier declara que el mes de enero subió tres veces las escaleras que llevaban al sótano de Luis, donde declaraba Lola por un asunto de poca monta. Presionada por Lucas, el del culo gordo, marcó la casilla 145 aún a sabiendas que pondría en jaque la declaración de Tomás, ya presentada ante su cuñada Inés, novia de un funcionario de prisiones interino que acabó declarando su condición de no residente desde Bristol, la ciudad de Julia, primera declarante de la carta que esta mañana hemos leído en voz alta delante de todos los que nunca declararon nada a su cargo. Entre la multitud, un brazo levantado. Sonia preguntaba por Gabriel y alguien, al fondo, decía que lo conocía. Ese jueves lo vieron declarando su amor a Toni, el mismo que esta mañana declaraba en la cafetería que ya nada es igual, desde que el Gobierno declaró que los días durarán veinte horas y las noches, dos. Sin declaraciones acerca de las dos horas restantes. Por lo visto, salían a devolver.