El plátano vale uno, el reloj da la hora, la jarra cuenta por dos y la hamburguesa eran tres. ¿A quién no le ha llegado alguna vez al wasap ese meme matemático con figuritas en las que tienes que averiguar el resultado? Si primero multiplicas y después sumas, da ocho menos la hora. Como son la seis de la mañana y sigo sin dormir, resulta que me salen dos. Dos dolores de cabeza que mañana no estarán, dos alegrías de las cuales espero mantener al menos una, dos problemas que, a la postre, resultaron desvanecerse, dos recuerdos que me hacen seguir, dos razones por las cuales vivir, dos historias que escribir, dos puertas que cerrar, dos anhelos con los que soñar, dos veces en las que repetir, dos ojos que son los tuyos, tan bonitos, dos días para olvidar, dos horas sin parar, dos cervezas con sus dos tapas, doscientas canciones y dos mil besos, uno detrás de otro, cada dos segundos, durante dos siglos, con un descanso de dos minutos para empezar de nuevo. Qué bien, pienso, que me dieron las seis para restárselas a las ocho.