Quiere, pero no puede. Son casi las tres y aún no ha llegado a casa. A media mañana, recordaba que no tenía nada preparado, a excepción de unas habichuelas en remojo, así que tras salir de la oficina, tenía que acercarse al súper. Ya entre fogones, poco le importaba comer una hora más tarde. El calor de la vitro era…