Si no iba a venir, solo que quería asomarse a ver cómo iba la cosa y, de paso, ver si estaba Merche. Ver si estaba sola, si tenía ganas de hablarle, si podía ser como hace un mes, cuando sus ojos brillaban de esa manera. No estaba. Alguien malintencionado le dijo que había ido al cine con un tal Sebas,…
Mes: enero 2017
Carmen
Francisco ha hecho migas. Juan, macarrones. Lola, su ensalada. Inés, un hervido. Felipe, sopa de fideos. Alberto, caracoles. Martina, rollitos, de primavera. Luis, tortilla. Isabel, lentejas. Carmen. Carmen ha comido de tapas. La han visto en ese bar de hombres que abre de seis a una, de la mañana. Carmen no es de tupper peliculero. Ella, de dados y cubilete,…
De las cosas
Gustaba de emplear parte de su tiempo observando los rincones de su casa. Solía sentarse en el suelo de cualquiera de sus habitaciones y atender a las imperfecciones. Advertía, entonces, que el rodapié no estaba completamente nivelado, que una de las patas del somier presentaba un rasguño, que la persiana no terminaba de cerrar bien, que la mampara de la…
Pies
Tengo los pies helados. Deben estar debajo de mis tobillos, porque de alguna manera puedo caminar. Si cierro los ojos, no están. Huyeron esta mañana, justo al bajar de la cama, cuando fui a pisar el suelo. La culpa, de las zapatillas de andar por casa, que han pasado la noche en el zapatero, haciendo el amor con los naúticos de…
En dos partes
Hace frío, pero fuera. Llevo prisa, por llegar. Me he caído, aunque puse las manos. Soy yo, de nuevo. He llegado, donde iba. Estoy, como quise estar. Me dolía, hasta que los vi sonreír. He comido, por fin. Eché de menos, y ya estoy. Esos ojos, tan bonitos. Está fregado, no pases. Sed, ya no tengo. Ganas de ti, no…
Esos maltratados
Admiten casi cualquier cosa, siempre que los maltrates. Desde luego, bien cuidados, no valen para lo que son. Lo normal, si abusas de ellos, es que acaben destrozados y que, encima, les eches la culpa de tus desgracias, como cuando las madres legendarias decían aquello de te está bien empleao, no llores que te doy más. De esas ya quedan…
La parada
Cuando despierta, advierte enseguida que su parada era esa. Resoplando, se resigna a bajarse en la siguiente. Le tocará coger el de vuelta o terminar andando unos cuatro kilómetros. Mientras se lo echa en cara para sus adentros, la chica morena no deja de mirarlo. Ella replica las palabras que parecen salir de sus labios. Cuando bajan, ella ya sabe…