Los sentimientos de Esteban por Gloria, crecerían aquellos días en progresión geométrica. Para cuando quiso darse cuenta, ya la quería como jamás hubiera sospechado hacerlo. Gloria, por su parte, notaba que iba enamorándose de él, según una progresión aritmética. De esta forma, únicamente se quisieron igual el primer día. El día cero, en el que se quisieron tres. Como empezaron a salir un lunes, para el miércoles Esteban la amaba en veintisiete unidades y Gloria se quedaba en el nueve. Ella iba sumando corazones de tres en tres y, él, los multiplicaba. Al cabo de una semana, al lunes siguiente, la situación era insostenible. Gloria, con el amor a 24, quiso quedar con sus amigas para ir al cine. Esteban, completamente intoxicado, con unos niveles de enamoramiento en sangre de 6561, luchaba por poder respirar. Tanto amor lo ahogaba. Aquella relación, solo siete días después de comenzar, arrojaba una ratio (6561/24) de 273,375. Esteban amaba a Gloria doscientas setenta y tres veces de lo que Gloria lo amaba a él. Esa noche, al volver del cine, Gloria encontraría a Esteban intubado. Monitorizado, todo su cuerpo era una bomba a punto de explotar. El equipo médico había hablado con su familia y a Gloria le tocaría la peor parte. A Esteban van a inducirle un coma, le dijeron. Ella debía desaparecer de su vida justo después. De esta forma, cuando Esteban despertara, con los niveles de amor congelados, éstos comenzarían a descender en progresión geométrica. Gloria se sintió desdichada. Amaba a Esteban. A su manera, había encontrado la forma de sentir el amor poco a poco, saboreando los momentos con sosiego, dando pequeños pasos firmes, logrando el equilibrio entre su vida personal y los instantes a compartir con él. La familia de Esteban insistió e incluso alguno de sus miembros llegaría a insinuar la interposición de una demanda por intento de homicidio imprudente, la cual quedaría archivada inmediatamente por considerarse disparatada, claro está, aunque el daño ya estaba hecho. Esteban despertó del coma inducido tres años y medio más tarde. A día de hoy, es un hombre algo más serio y aburrido. Camina todos los días dos kilómetros, sigue una dieta estricta y vive a seis horas de la ciudad donde casi pierde la vida. Escribe novelas de amor, tres de las cuales le han reportado ingresos suficientes como para vivir cinco vidas. Gloria tuvo dos hijos con alguien que la quería mucho menos. A pesar del tiempo transcurrido, ella nunca dejó de amar a Esteban. Cada día que pasaba, su amor por él seguía creciendo al mismo ritmo que lo hizo durante aquella maravillosa semana. Sentada en el parque, termina de leer la última novela de Esteban. Mientras cierra el libro, cuenta el tiempo que ha pasado. Seis años amándolo. Sus valores en sangre están exactamente en 6570. Lejos de ahogarse o de tener convulsiones, Gloria es capaz de vivir con este amor. Lo disfruta cada vez que lo reconoce en cada novela, en cada película con sus amigas, en cada nuevo lunes que marca el inicio de otra semana más con él en su corazón.