El salario medio anual es de 23.156 euros. La esperanza media de vida, de 83,4 años. Los años promedio de escolarización, de 9,8. Yo soy una persona normal. Nunca he destacado. No he tocado fondo ni tampoco he sido el rey del mambo. Me llamo José, que era lo común en aquellos años. Tengo un apellido que termina en «ez» y prefiero la cerveza al vino, la tortilla con cebolla y el coche de gasoil. Claro está que mi primer coche fue de segunda mano. Soy una persona media, de clase media. Por eso, me aplico los datos medios. En la escuela estuve 10 años, hasta los 16, edad en la que comencé a trabajar hasta los 65. Son 49 años, a 23.156 euros por año, salen 1.134.644 euros, los cuales gasté en vivir lo mejor que pude. Tuve 2 hijos, como la media. Disfruté, cuando me fue posible, de la playa y de los pocos ratos que a los ciudadanos medios se nos permite (más bien, que nos permitimos nosotros mismos) y no quise irme de este mundo sin haber cobrado mi pensión mensual durante 18 años. Cumplí con la media en todos los aspectos. Hasta me quité de fumar en su momento y moderé el consumo de cerveza a partir de los 50. Me hice mis análisis y llegué a tener wasap y tuiter. Pude ver a mis hijos colocados (incluso laboralmente) y conseguí ser abuelo. Señores políticos, hice todo lo que pude por ajustarme a sus puñeteros datos medios. No me los cambien ahora ni los tergiversen. Hagan ustedes el favor de comportarse como el político medio, que no existe y que es el que más nos gusta. Ese que nos permite vivir de acuerdo a la media.