Sólo a ellos

Han sido miles los pueblos y ciudades en las que hoy han procesionado pasos llevados por costaleros improvisados. He visto zapatillas deportivas portar imágenes sobre una tabla; vasos de cristal, sobre un monopatín, sostener a la santa madre (quietos, mientras se cantaba una saeta). Han tenido lugar cientos de encuentros y muchos prendimientos. Todos ellos figurados, aunque con idéntica devoción. Ha habido nazarenos de carne y hueso, confinados en su capirote, dentro de casa. Los balcones se han puesto de gala y se escuchan cornetas y tambores. El olor a torrijas y el bacalao han hecho acto de presencia en miles de hogares. Se cocina, también, potaje de Semana Santa.

Esta noche de jueves santo, no se apagará la música de los bares cuando pasen por su puerta las procesiones. La madrugá atrapará a todos aquellos que han elegido quedarse en vela frente a un paso fabricado, expuesto sobre la mesa. Esta es la Semana Santa más íntima y fervorosa que nadie recuerda. Hoy no se procesiona para los turistas ni para los ateos. No queda un negocio en pie para rentabilizar estos días de emoción. Este año les toca sólo a ellos. A los que la llevan en el alma. A los que han llorado, confinados, su semana de pasión.

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