Volverá el confinamiento. Distinto. Más afilado. Roto por sus aristas irregulares. Se nos aparecerá forjado con puertas traseras y alguna que otra ventana entreabierta, a modo de rendija, para mirarnos de soslayo.
Ocurrirá en cada lugar, mientras el tiempo transcurre y las carreteras, a medio usar, aún grises y secas, llevan de regreso a la gente desde todos los puntos posibles de partida.
Entonces, sólo la casa, sólo el trabajo, sólo tú contigo, con el aliento adormilado y despierto y la voz agrietada. Con la sed del frío azul. Sólo tú, para entrar y salir, únicamente cuando sea estrictamente necesario, pero ¿quién dice qué lo es?