Cualquiera menos yo

Son muchos los momentos en los que las vidas de otros suelen parecernos más interesantes o mejores. Llegan los celos para quedarse, adoptando la forma de una palanca que se apoya sobre tu existencia. Las comparaciones que más duelen, las que infliges sobre ti sin filtro alguno ni objetividad, terminan por hacer que desees ser otra persona. Te preguntas en qué momento escogiste el camino equivocado, camino que, por otra parte, no es como el que recorren los demás, pues el tuyo no puede desandarse. Y así, sientes cómo algo te empuja por él, sin que clavar los talones en la tierra sirva de nada. Sabes que lo te ocurre puede evitarse, con solo detener los pensamientos que te destruyen, pero no lo haces. Abandonado al dolor, mereces el castigo de los que son débiles. Cuánto me gustaría ser ella, él o ellos. Cualquiera menos yo.

Aproximadamente, cada año, en España, unas 10 personas al día fallecen por suicidio o lesiones autoinfligidas.