José ha aparecido esta mañana en el trabajo con una chaqueta nueva. Se la ha comprado en rebajas y es de color verde colegio. Llama la atención y va tan estirado él. Sabe que las chicas de la redacción lo han comentado entre ellas porque Adela, su amiga y vecina, se lo ha soltado en la máquina del café hace diez minutos. Sabe José que los chicos también andan de cachondeo con su chaqueta color verde escuela porque la sorna es de esas cosas que se escuchan aunque no la oigas. Pero José va tan contento y nos ha alegrado la mañana en la oficina. Le ha dado un toque diferente a este desastre de departamento contable, donde todos somos unos mustios.
Me ha recordado el colegio, la escuela, los maestros y el patio de cemento repellado, que tantas veces probaron nuestras rodillas. Me acuerdo de las rodilleras en los pantalones y del afán de aquellas tardes tan buenas de desafíos futboleros y temporadas de chapas y canicas. Gracias José. Me gusta tu chaqueta color verde colegio aunque sea como todos y no me atreva a decírtelo.