—…los asientos contables ¿sabes? Me tienen amargado. No los entiendo. Ninguno. Ni siquiera los más sencillos. Y encima, están las amenazas.
—¿Qué quieres decir? ¿Recibes amenazas?
—Ya lo creo. Por cada asiento mal cuadrado, pierdo una falange. Imagínate la presión que sufro cada vez que llega a mi mesa una factura. Me tiembla todo.
—Hombre, todo, todo… no. Veo que sólo te quedan los dos pulgares.
—Te equivocas. Me quedan dos asientos y esto no cuadra. Ve acercándome la guillotina.
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(48x) Amputaciones anticipadas
a
(21x) Pulgares aún funcionales
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