¡Qué vidas!

Es dulce y blandita. De colores vivos y a veces algo transparente. Ha viajado en cientos de botes. Ha sido deseada, elegida, desechada, probada, parcialmente engullida y  chupada por todo tipo de lenguas. Objeto de terribles disputas, fue incluso lamida en un par de ocasiones. La han vendido a varios precios, sola o con un surtido de compañeros. Formó parte de alguna que otra negociación y lo único que le falta en esta vida es hablar para poder quejarse de todos aquellos niños que la metieron en una bolsa de plástico, justo a lado de uno de sus peores enemigos, el insoportable Peta Zetas. Nunca sabremos lo difícil que es la vida de una pobre chuche.