De pie, en una posición en la que todos los presentes podían verlo, esperó a que se hiciera el silencio y comenzó su discurso:
«Quiero añadir poco al discurso de mi predecesor. Y es que estoy de acuerdo con lo que ha dicho mi compañero, porque mi compañero no ha dicho más que lo que yo venía a decir, que era exactamente lo que pensamos los dos y, por supuesto, mucha más gente a la que tengo aprecio y a la que considero cercana a mí. Dicho esto, no me extenderé más de lo que ya lo he hecho pues, como todo en la vida, lo breve, si bueno, dos veces breve. Me despido de vosotros, no sin antes agradecer a mi compañero las palabras de agradecimiento que me ha manifestado en su locuaz intervención y, cómo no, a vosotros que tan calurosos aplausos me habéis dedicado cuando subía al estrado a decir no más de dos palabras pues, reitero, mi compañero ha expresado convenientemente, ya, todo aquello que pienso sobre la situación actual de nuestro país, de nuestros ciudadanos y de las posibilidades que nos brindará el futuro si, finalmente y como esperamos todos los que aquí estamos presentes, salimos victoriosos de esta lid en la que nuestros rivales apuntan, desgraciadamente, tan bajo. Sin más dilación, paso a convidaros al próximo discurso de otro de mis compañeros que, a buen seguro, tendrá cosas interesantes que contaros pues no hemos venido aquí, a diferencia de otros, a pasar el rato ni a vociferar medidas desesperadas que no harían otra cosa que prolongar el sufrimiento que, todos nosotros, hemos estado padeciendo estas últimas décadas en las cuales no hemos podido cantar alegremente al resto de ciudadanos nuestros himnos y máximas sobre las que descansan los ideales que a todos nos han traído aquí. Lo dicho, gracias de nuevo por aguantar estoicamente este humilde, pero breve, discurso de alguien que no está en esta posición más que para serviros y ofreceros, de corazón, la llave del lavabo cuando no podáis aguantar más las cañas que tan primorosamente tiran estos camareros tan profesionales que llevan trabajando conmigo desde que abrí el bar, hace ahora dos años. Gracias, de corazón. A vosotros y a mi amigo predecesor, del cual ya ni me acuerdo.»