Las mascarillas son para el verano

Van los novios cogidos de la mano y con las mascarillas a juego. Sólo se miran a los ojos, sin poder leerse los labios. Y, cuando se besan, ya es demasiado tarde para hacerlo. Después, llegan los susurros. Los mismos que antes anunciaban las despedidas. Sin embargo ahora, además de constantes, evitan discusiones. Nadie jamás puso un pero a un te quiero que sale, casi ahogado, desde el fondo de la garganta. Y en esas andan los novios que, al igual que las mascarillas (las suyas y las nuestras), son para el verano. Para este verano de normalidad.