Formada por tres generaciones, son el azote de los bañistas y resto del público que toma el sol en la arena e instala sombrilla con vergüenza y respeto por sus vecinos de orilla. Hasta su llegada a la playa, nadie conoce el alcance de lo que se denomina primera línea. Estas tres generaciones, representadas por abuela y abuelo, hija y nietas, gustan de llegar pasadas las doce, esquivar las posiciones de sus vecinos y plantar sombrilla, cesto, toallas, gorra, pareo, snorkel, tablas, sandalias y cremas, delante de los primeros bañistas que creyeron una vez disfrutar de primera fila y recibir, por tanto, el fresquito de las olas que vienen a morir a la orilla. Adiós a ese fresquito tan bueno. A seis metros alrededor, no hay más que caras de tonto al ver semejante abrazo a la mala educación. La familia Adelante. Así se la conoce. Al mal gusto hay que añadir una buena planificación del asalto. La abuela, equipada con pareo y paso firme, elige a los tontos del día y llega la primera evitando en todo momento mirar a los que allí andan con la boca abierta. Como si no fuera con ella pero con las órdenes precisas, coge a las niñas de la mano y se las lleva a darse un chapuzón. La hija llega en segundo término, justo cuando los tontos piensan que todo es un error. Cargada con el cesto y la sombrilla de pincho rosca, consolida la colonización de lo que hasta ese momento era tierra de nadie. Al igual que su madre, realiza todas las operaciones sin mirar a nadie a la cara. Debe ser que no quiere convertirse en una tonta. Pensará que lo hará si los mira. Una vez abierta la sombrilla y colocadas las toallas, la abuela sale con las niñas del agua, fresquitas, removiendo la arena, su arena. Al fin, cuando ha quedado claro en toda la playa quiénes son los tontos y quiénes los listos, llega el abuelo, con su gorra y su prensa bajo el brazo, su polo de cocodrilo color pastel, su bañador naútico y su piel morena de sol robado al resto. Abre su sillita de puerto, mira al tonto de al lado y le dice, con educación, disculpe, si hace el favor de echarse un poco para atrás, las niñas, ya sabe.