La vida sigue igual

Este sábado me toca salir. De acuerdo con las nuevas normas, hoy salimos los DNI’s pares que seamos propietarios de una pulsera azul. Hay tres colores. Blanco para los inmunes, azul para los no contagiados y rojo para los activos (esos no salen hasta que no consigan una blanca). Tengo una aplicación en el móvil que me conecta con la agenda y me dice cuáles de mis contactos tienen el mismo color de pulsera que yo. Además, puedes activar tu estado y compartir si sales o no sales y (lo mejor de todo) qué sitios te han adjudicado desde el ministerio. Sí, han creado un ministerio a tal efecto. Se llama «Ministerio de la Copa y el Baile» y una de sus misiones es reflotar la hostelería (la verdad que no entiendo por qué no se creó antes). Bueno, el caso es que yo lo comparto todo y dejo mi perfil abierto para los amigos de mis amigos (a ver si cae algo esta noche).

Me ha escrito una tal «Deseo_Tu_Boca_Bebe» y estoy como loco, deseando que lleguen las ocho de la tarde (que es la hora a la que puedes salir). En total, tendré por delante seis horas que pienso apurar a tope. Con «Deseo_Tu_Boca_Bebe», he quedado a las diez. Nuestras pulseras brillarán cuando estemos a menos de tres metros. A ver qué pasa.

«Deseo_Tu_Boca_Bebe» no se presentó finalmente. La aplicación me envió una notificación, diciéndome que su pulsera había cambiado al color rojo. Me sentí fastidiado y, no obstante, aliviado a la vez. Eso ocurrió poco antes de las diez, cuando yo ya estaba esperándola en la barra del «Bésame desde Lejos», un nuevo antro que lo está petando. Decidí quedarme un rato y me tomé la primera copa (subvencionada por el ministerio). Justo cuando estaba terminándola, mi pulsera comenzó a brillar. Me asusté, pues no la había enlazado con nadie excepto con «Deseo_Tu_Boca_Bebe». Miré a mi alrededor y no vi nada. Allí había mucha gente, pero a nadie le brillaba la pulsera.

De repente, el móvil vibró. La aplicación del ministerio me enviaba una nueva notificación.

Como sabe, su cita ha causado alta como contagiada. Le hemos asignado otra nueva en el local, pero todas las presentes han apagado sus pulseras inmediatamente y no es posible realizar el emparejamiento. Por favor, váyase a su casa. Está usted impidiendo que dos personas se conozcan y emparejen sus dispositivos. Si en diez minutos no se le localiza en su domicilio, procederemos a anular el color de su pulsera y quedará confinado de por vida.

Decían que la pulsera lo cambiaría todo. Será para otros. Mucho COVID-19 y muchas citas, pero la vida sigue igual.

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