Paco Chema

Paco Chema es la leche. No solamente tiene tres nombres. Además, lleva toda la vida acostándose el último los sábados y levantándose el primero los domingos. Con Paco Chema no hay quien pueda. El tío siempre de buen humor. Ni un problema ha tenido nunca. Todo le va bien. No se le rompe el coche, ve todos los partidos de la NBA sin pagar, la novia nunca se enfada cuando se va de fiesta, tiene siempre las vacaciones juntas y en el mes de agosto. Paco Chema va a la playa contigo y te saluda el del chiringuito, el de las hamacas y, como mínimo, vienen tres chicas a pedir fuego. Porque Paco Chema fuma desde los trece y nunca le he escuchado una mala tos. Además, no sé qué cosa de un concurso que ganó, que le salía el tabaco y la gasolina gratis hasta los sesenta y cinco. Al paso que digo esto, me viene a la cabeza que Paco Chema jamás dió un gatillazo y eso que los de confianza le conocimos al menos cuarenta y dos novias. Por cierto, que con todas se lleva de puta madre. Incluso, de vez en cuando, queda a cenar con las madres de sus antiguas novias. No voy a hablar mucho del trabajo. Cuando Paco Chema terminó la carrera, fue el primero en colocarse. Director de sucursal bancaria. Corbata, traje y sueldo por objetivos. Objetivos a Paco Chema. Ja! Menuda pasta gansa gana el tío. Paco Chema siempre invita. Un día nos llevó a todos al parque acuático y acabamos en la barra libre de un jacuzzi de un hotel de playa. Joder con Paco Chema. Hasta para morirse ha tenido que ser el primero. Mira que nunca se me ha aparecido un fantasma, pero yo esta noche, por si acaso, me cuelgo los ajos al cuello, que el picante, al Paco Chema, nunca le terminó de gustar.

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