¿dónde están? (los memes)

—Dicen que no habrá verano. Que no se celebrarán las fiestas. Que no podremos salir.

—Tal vez sea así. Ya sabes que no hay nadie al timón, porque el barco zozobra y no parece enderezarse. Así que, digan lo que digan, lo único cierto es que no sabemos qué ocurrirá.

—Ya. Pero… si no hay…

—Si no hay verano, lo pintaremos. Si no hay fiestas, las planearemos. Si no podemos salir, nos quedaremos.

—Suena muy bonito, pero son sólo palabras.

—No me quedan muchas. He gastado la mayoría escribiendo relatos. Me han servido para salir a la calle, oler el mar de nuevo, beber de fiesta en fiesta, escucharte, decirte que estoy aquí o recordar cómo me miraste por primera vez (aunque tú no te acuerdas). Me sirven para no olvidarte. A ti y a lo que quiero.

—No sé a qué te refieres. He leído algunos de esos relatos y son aburridos. No me dicen nada. Yo sólo sé que no deseo otra cosa que recuperar mi vida anterior.

—En ese caso, sal a la calle.

—¡No puedo! ¡Estamos confinados!

—¿Para qué quieres, entonces, una vida que no puedes vivir?

—¿Me estás diciendo que ya nada será como antes?

—Te estoy diciendo que nunca es como antes. Y estamos aquí.

Tras un mes y medio de confinamiento, la población comenzó a perder la esperanza. El tráfico de memes disminuyó considerablemente, variable que fue utilizada como proxy en varios estudios científicos sobre la resiliencia de la ciudadanía. La indefinición de metas, ciertas afirmaciones disfrazadas de certezas y un sentimiento de mareo constante debido a la ausencia de avezados timoneles en el puesto de mando, hicieron el resto del trabajo. La ciudadanía bajó los brazos y se sometió a la tormenta. Para cuando ésta amainó, no quedaba mucho que invadir por la tristeza. Cansados, cambiamos de forma de ser y de relacionarnos.

Pero… ¡Qué leches! ¡Dejaos de gaitas! ¡Despertad y poneos a enviar memes ahora mismo! Va a haber verano. Si no es para la Virgen, será para San Miguel. Nos reuniremos. Si no es al fresco, alrededor de la lumbre. Si no es gazpacho fresquito, serán migas ruleras. Y si no hay hogueras en San Juan, las haremos, y bien hermosas, para San Antón. Y si no puedes darle un beso ahora, os daréis mil cuando os veáis ¡Esto qué narices es! ¡Esto no acaba aquí! ¡Esto no para! (¿habéis mandado ya el meme?)