El pulsador

Soy un pulsador de corte. Apenas hablo. Ni siquiera me muevo. No estornudo. No miro a nadie. Solo tengo un movimiento y nadie desea que dé el paso. Si eso sucediera, algo terrible habría acontecido o estaría a punto de producirse. Ver la vida pasar sin poder decirle a esa resistencia tan irresistible lo bien que le sientan las rayas de colores. Peor aún, verla mirarse de manera comprometida con el maldito relé que me niega la entrada al voltaje de calidad mientras el condensador se ríe de mi. Qué vida más desgraciada. No quiero ser un pulsador. No quiero esperar una eternidad para poder realizarme. No quiero ver como los demás bailan al son de una corriente que para mí es solo rutina. Necesito que pase algo, aunque eso signifique que el mundo, tal y como lo conozco, se pare de una maldita vez.

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