finjo

Yo lo tiro todo. No aguanto a nadie en mi vida más de un día. Eso incluye a las mascotas y a los objetos. Mi casa está vacía y mi vida es de un solo uso. No tengo amores, pues los reclamo por horas y, cuando descubren mis intenciones, huyen despavoridos.

Entonces, apareces tú y descolocas lo poco que conservo en pie. Pareces diferente cada mañana. No son los mismos besos. No tienes la misma piel. Unos días me haces daño; otros, ¡no sé qué me haces! Iba a cansarme de ti dentro de un minuto, han pasado diez y te extraño. A ti y a los miles de restos de ti.

—Ya no eres nadie —me dices despacio, creyendo que duermo, sabiendo que te escucho.

Y yo finjo dormir. A estas alturas, no sé qué haría si mañana tuviera que echarte de mi vida y no estuvieras en ella.