Ya no recuerdo bien tu cara. Intento alejarme para no estar tan cerca de ella. Podré verla completa y reconocerte exactamente. Pero se desdibuja, así que tengo que acercarme de nuevo. Tu boca. Sólo esa parte. Me la sé de memoria. Podría pintarla, aunque me detendría en ese surco y no querría salir de él. Si ahora miro a tus ojos, la olvido. Ya no está. Pero están. Observándome. Sabes quién soy. Tú sí que me recuerdas. Entero, no por trozos, como yo a ti. Me basta con un trozo tuyo.